El río que se robaron!

Noticia de Ultima Hora!! El Paraíso no existe! El Paraíso teníamos que hacerlo nosotros!

Para ayudarnos en los primeros pasos de la tarea de construir el Paraíso perfecto, Dios dejó escondidos en diferentes lugares del mundo, rincones de extraordinaria belleza, con todas las condiciones de clima, disponibilidad de recursos y biodeversidad, necesarias para el equilibrio perfecto de la vida.

Lo que le correspondía al ser humano, era cuidar el perfecto equilibrio que Dios le puso a su alrededor, en esos rincones, aprender de ese entorno y aplicar el conocimiento aprendido al resto del planeta, hasta lograr que la misma tierra, fuera el Paraíso.

De hecho, uno de esos jardines perfectos, estuvo (ya no está, porque lo destruimos peleando guerras por  territorios y además con la sobreexplotación de los recursos) cerca del río Éufrates, en una zona que se llamó la Mesopotamia, un territorio que hoy le pertenece a Irak.


La historia de esa muestra de Paraíso, se puede leer en los escritos narrados por Moisés, hace unos 3.600 años.  En estos escritos Moisés cuenta que, para cuando él estuvo en esta tierra, ya hacía muchos siglos que el primer ser humano con consciencia (capaz de decidir entre lo que es bueno y lo que es dañino) vivió en una faja de tierra llamada Edén, que era bendecida por su verdor y su abundancia y que estaba regada por un río que se habría en cuatro brazos. Uno de esos brazos era el río Éufrates. 

Dios le entregó al hombre la consciencia y también le entregó un huerto dentro del Edén, para que lo cuidara y se alimentara de él. O sea, le entregó consciencia y agricultura. El hombre dejó de ser nómada y se volvió sedentario.

Esta información aportada por Moisés, coincide plenamente con los estudios de antropología, que indican que los Sumerios, el pueblo considerado como la primera civilización humana, aparecieron exactamente en la verde faja de tierra localizada entre los ríos Éufrates y Tigris, hace aproximadamente 6.500 años, como una necesidad de establecerse para producir la tierra. Entonces apareció la agricultura y el hombre se volvió sedentario. Al volverse sedentario, se hizo necesario repartir la tierra (hacer huertos) y hacer leyes que le ayudaran a administrar los territorios y los productos que se extraían de ellos. Después el hombre inventó un artilugio al que llamó "la rueda" y la civilización echó a rodar y no ha parado hasta el día de hoy.


Estamos claros que los humanos tienen muchos más de 6.500 años de haber aparecido en la faz de la tierra, porque así lo demuestra la ciencia, sin embargo estas dos informaciones que les menciono,  que coinciden tanto en fecha aproximada, como en punto geográfico, habla del hombre pensante (el hombre con consciencia), un ser al cual poder encomendarle la tarea de cuidar algo. Sin embargo, tanto en el caso del Edén, como en otros rincones perfectos, donde el hombre pudo haber sido feliz, son las mismas razones las que lo han hecho desenfocarse del propósito de su estadía en esta tierra: las ansias de “perfeccionar lo perfecto”.

Son las ansias de salirse del lugar perfecto, en pos de la modernidad y del desarrollo, persiguiendo los inventos y artilugios que estos crean, las que han causado la destrucción metódica del planeta y de las condiciones óptimas de vida, a cambio de un estado engañoso de bienestar: refrigerador, aire acondicionado, vehículos movidos por motores de combustible fósil, etc etc.

Como ya mencioné, el  Edén no fue la única muestra de Paraíso que quedó en el planeta. Ha habido  muchos otros rincones, con las condiciones de vida óptimas para ser consideradas pequeños paraísos. La mayoría, por desgracia, también los hemos ido destruyendo, conforme avanza la civilización.

Uno de esos rincones sobrevive (mientras lo defiendan sus habitantes) y está en el norte de Colombia  y su embrujo es tal que, al igual que le pasó a Moisés, este lugar  inspiró a otro gran escritor a inmortalizarlo en otra obra universal.

Igual que el Edén, este otro rincón tampoco se sabe bien donde estuvo, sólo hay lugares referentes (como en el caso del río Éufrates) que nos indican su cercanía, por ejemplo en este otro escrito, se mencionan lugares como Riohacha (un pueblo que si existe en la costa norte de Colombia),  La Ciénaga Grande (que también aparece en los Mapas) pero igual que el Edén, Macondo no aparece en el mapa. Lo que sí está claro en el libro, es que al principio, fue el pueblo perfecto en todos los sentidos, hasta que llegó Melquiades (en el caso del Edén fue la Serpiente) con las noticias de los avances de la ciencia que estaban sucediendo lejos de Macondo.
Con el libro universal de García Márquez, nos queda claro entonces; porque todavía se pueden ver los vestigios; que al igual que en la Mesopotamia, Dios dejó también en América, muestras de Paraíso para que nos sirviera de guía. Uno de esos lugares es la Sierra Nevada de Santa Marta.


La Sierra Nevada es un macizo triangular, separado de la cordillera  de los Andes y en él se encuentran las Cumbres Nevadas cerca del mar más altas del mundo, que se elevan desde la costa norte de Colombia, y alcanzan 5.775 msnm en apenas 42 kms. En sus faldas occidentales está la ciudad de Aracataca, lugar donde nació Gabriel García Márquez (el escritor que igual que Moisés habla de un imaginario, donde la vida era perfecta hasta que a los hombres les llegó al alma, la necesidad de ser parte del desarrollo). Hacia el noroeste se expande la Ciénega Grande. Al norte se extiende el mar Caribe. En su lado oriental se encuentra  la etnia Wayuu o Guajira, la población nativa del Departamento del mismo nombre, invadida en este momento por las empresas de producción agrícola a gran escala y la minería a cielo abierto del Cerrejón. 

Sin embargo nada de eso es lo más importante, porque lo más importante es que en las paredes del macizo habitan hasta el día de hoy, cuatro de los pueblos aborígenes del continente que conservan todavía intactas sus costumbres más ancestrales. Ellos son los Kogi, Los Wiwa, los Arhuaco y los Kankuamo, los pueblos que se han ido escondiendo cada vez más arriba en las paredes del macizo, tratando de sostener esta muestra de Paraíso, huyendo de las Serpientes y los Melquiades.

La huida hacia las partes altas de la Sierra, a significado dejar abandonadas ciudades ya creadas como Teyuna "La ciudad perdida".

 


 



Pero eso no es todo lo malo que le ha tocado a estos pueblos.

En esta oportunidad vamos a hablar de otro desastre ambiental: el que tiene al borde del colapso a los Wayuu, la etnia que habita en las partes bajas de la Sierra y que se dejó seducir por los "Melquiades" y ahora más bien, amenaza con contaminar a las otras cuatro etnias que todavía se resisten a dejarse invadir por la modernidad.

Es un caso en que ya se utilizan también, términos mucho  más contemporáneos como “colonos modernos” y “transnacionales”.

Observe el maravilloso espectáculo de estas Cumbres Nevadas. No son los Himalayas, ni los Montes Urales,  ni los Pirineos, ni los Alpes… por eso no nos vamos  a encontrar al Abuelo, ni a Pedro, ni a Heydi.


En lugar de ellos, se podría encontrar, a media altura de sus faldas, a estos chiquitos y a este abuelo:




Están por tanto, aquí a la vuelta, detrás de la ciudad de Santa Marta, en la costa Caribe del territorio colombiano.

A mitad de la altura de sus montañas (unos 2.800 msnm), por debajo de sus nieves eternas, se ubican los pueblos indígenas más ancestrales de Colombia, algunos de los cuales mantienen una hermética forma de vida, bloqueando la incursión del hombre blanco, de tal forma que sus costumbres y cultura se mantienen completamente auténticas.  Las cuatro etnias están localizadas en las partes altas del macizo.

 


Por su cara oeste, los pueblos localizados en sus faldas incluyen a Aracataca, la ciudad donde nació Gabriel García Márquez  y donde su imaginación vio nacer, cerca de las Ciénagas Grandes de Santa Marta,  a su Macondo, pincelado de mariposas amarillas, de las que viven sobre el barro de los pantanales.


Hacia el noroeste, el macizo se derrite por riachuelos, hacia una inmensidad de aguas quietas y silenciosas, tapizadas por un manto de vegetación, que se ve a leguas que no es feliz en aquellas soledades. Los humedales se extienden buscando el norte, siguiendo las cercanías de la costa hacia el Este, hasta la ciudad de Ríohacha, donde, según el primer Aureliano Buendía (el abuelo de José Arcadio) Sir Francis Drake cazaba caimanes a cañonazos, luego los rellenaba con paja y los remendaba para llevárselos de regalo a la Reina Isabel. 

Pues en el pueblo de Riohacha es donde desemboca…ba el Río Rancherías, el río del que vamos a hablar esta vez, porque más abajo, en las llanuras que se extienden más allá de las faldas de la Sierra Nevada, se encuentra este otro grupo indígena, más mezclado con las costumbres externas: los  Wayuu. Estos se dispersan, en innumerables poblaciones al Este del macizo, a las orillas de un río, que fue su fuente de agua por miles de años: El Río Rancherías.






En el año 2010; alegando la necesidad de captar las aguas del río Rancherías (que nace en el cerro La Horqueta, en la pared del lado Este del macizo de la Sierra Nevada),  para repartirlas equitativamente entre las poblaciones Wayuu, localizadas en las áridas tierras que se extienden por el territorio de La Guajira; el gobierno de Colombia por medio de su Instituto Colombiano de Desarrollo Rural (Incoder), inauguró la Represa Del Cercado, ubicada río arriba, en una localidad llamada Caracolí, en el distrito de San Juan del César.

 



Como sucede en todos estos casos, lo que media en primera instancia en estos proyectos, no es el interés por las necesidades de las poblaciones de bajos recursos, sino por el contrario, lo que median son los intereses de los grupos de poder económico, que buscan mejorar sus condiciones de explotación, en detrimento de lo que haga falta, para lograr sus objetivos.

Por tanto, la represa fue inaugurada en diciembre del año 2010, ofreciendo 4 engañosas promesas básicas: 1 – Surtir de aguas los distritos de riego de la Ranchería, 2 - Proveer de agua a los acueductos de 8 municipios de la Baja, Media y Alta Guajira (Distracción, Fonseca y Barrancas; Maicao, Hato Nuevo y Albania; Manaure y Uribia),  3 – Proveer de agua al Municipio de San Juan del César, en la Baja Guajira, 4 – Generar Energía Eléctrica.


Sin embargo en el año 2015, las poblaciones Wayuu, asentadas en los lugares que se supone iban a ser abastecidos por el proyecto, han debido interponer una demanda en la Comisión Internacional para los Derechos Humanos en la OEA, contra los administradores del proyecto, por cuanto sólo se han ocupado del punto # 1 (que lo conforman una bandada de “Colonos Modernos”, que no son otra cosa que consorcios agrícolas a gran escala, venidos de otras zonas, a explotar las grandes extensiones de tierra, inmediatas a la represa), a los cuales se han incorporado las “Transnacionales”  BHP Billiton, Xstrata y Anglo American, que tienen la concesión para explotar los yacimientos de carbón del Cerrejón  (la mina de carbón más grande del mundo).


Áreas de producción agrícola a gran escala

Mina de carbón a cielo abierto el Cerrejón

En cinco años de funcionamiento, la Represa del Cercado, dejó sin abastecimiento hídrico a todas las tierras que por miles de años fueron regadas por el río Rancherías. En lugar de ordenar el reparto de las aguas, del único río que nutría las desérticas zonas de la Baja, Media y algunos poblados de la Alta Guajira, la Represa acaparó las aguas y la entrega únicamente a los sembradíos  a gran escala de Arroz y Palma  y la Transnacional Cerrejón, que posee la concesión para la explotación de la Mina de Carbón a cielo abierto más grande del mundo. El resto de la población sobrevive con lo que extrae de pozos y surtidores dispersos por el reseco territorio.
Antiguo cauce del Río Rancherías



Video del periodista Gonzalo Guillén "El río que se robaron" https://youtu.be/Pw5atUNNTMY


Las consecuencias del desabastecimiento son: un cause del antiguo río, por el cual no corre una gota de agua, convertido en un camino polvoriento; una población Wayuu, muriendo de inanición y sed, por el orden de miles por año y un irrespeto vergonzoso hacia los pobladores autóctonos, los cuales van quedando sin fuerzas para pelear por sus derechos ancestrales contra la inconsciencia del animal moderno: “el hombre civilizado”.

Protestas indígenas por los atropellos de que han venido siendo víctimas.

La demanda ante la CIDH, pretende obligar a los encargados de la represa a abrir las compuertas y devolverle a los miles de pobladores de la Guajira, el “Río que les robaron”.

Pretende además evitar un nuevo plan de explotación de los yacimientos de carbón, que implicaría mover el  cauce natural a unos 26 kms de donde está, para poder extraer las betas de carbón que se encuentran debajo del cauce natural del río.



¿Ven lo que ha hecho el ser humano con las muestras de Paraíso que Dios dejó?: ¡caerles encima como hienas voraces y destruirlos en todas las formas posibles!

Así fue como nos fuimos quedando sin Paraíso.





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